Sin duda los
códigos de ética constituyen una herramienta que urge promover en todos los
medios de comunicación. En México son pocas las empresas que cuentan con uno y
todavía más pocas las que lo implementan. Sin embargo, dichos códigos corren el
riesgo de desfigurarse cuando son empleados para disimular políticas
editoriales o justificar medidas empresariales en demérito de los principios que dichos códigos buscan cuidar. El caso más reciente de
manipulación de un código de ética se ha registrado en la empresa MVS
Comunicaciones.
Antes de
continuar quiero subrayar el esfuerzo hecho por el periodista Gerardo Albarrán,
nombrado Defensor de la Audiencia, precisamente de MVS Noticias, y sobre todo
un profesionista generoso con el gremio de la comunicación que ha decidido
jugar un papel de equilibrio y búsqueda de transparencia en el programa de
Carmen Aristegui, quizá el noticiero radiofónico más escuchado y polémico del
país.
Hago la
aclaración porque si bien Albarrán se ha tomado en serio velar por los intereses de la audiencia empleando, entre otros recurso, el referido código de ética, la empresa cuyo consejo de
administración preside Joaquín Vargas ha empleado el mismo código para
oscurecer decisiones internas vinculadas a la expansión y posicionamiento de su
negocio. Esto quedó demostrado en febrero del año pasado cuando MVS informó que
había concluido la relación laboral con Carmen Aristegui por transgredir la
normatividad ética de la empresa, toda vez que la periodista abordó desde la
sospecha y la crítica abierta el supuesto alcoholismo del presidente de la
República, Felipe Calderón. La comunicadora, ya despedida, defendió los motivos periodísticos que encontró para abordar el polémico tema que tanto molestó a Los Pinos y aseguró que su
salida de MVS obedecía a una solicitud específica del gobierno de Felipe Calderón como reacción a su editorialización, lo cual ligó al proceso de negociación por el uso de la banda 2.5 GHz.
La empresa no secundó los argumentos de Aristegui e insistió que la ruptura laboral estaba vinculada únicamente al no cumplimiento del citado código. No obstante decidió recontratarla por muchas presiones que recibió durante esos días (de los cuales abundan testimonios periodísticos), y el 15 de febrero informó que la suspensión laboral quedaba sin efecto por lo que la periodista regresaba a la radio el 21 de febrero de ese año. Se explicó que la medida había sido tomada en función de una cláusula del referido código, mismo que se hacía público en el sitio web de MVS y se anunciaba, además, la inclusión de la figura de un ombudsman, la cual recayó en Gerardo Albarrán, al que me he referido líneas arriba.
La empresa no secundó los argumentos de Aristegui e insistió que la ruptura laboral estaba vinculada únicamente al no cumplimiento del citado código. No obstante decidió recontratarla por muchas presiones que recibió durante esos días (de los cuales abundan testimonios periodísticos), y el 15 de febrero informó que la suspensión laboral quedaba sin efecto por lo que la periodista regresaba a la radio el 21 de febrero de ese año. Se explicó que la medida había sido tomada en función de una cláusula del referido código, mismo que se hacía público en el sitio web de MVS y se anunciaba, además, la inclusión de la figura de un ombudsman, la cual recayó en Gerardo Albarrán, al que me he referido líneas arriba.
La reciente
decisión de la Secretaría de Comunicación y Transportes de retirar la concesión
de la banda 2.5 GHz a Multivisión llevó a que Joaquín Vargas citara a
conferencia de prensa el pasado 15 de agosto para denunciar que el gobierno
federal, a través de varios funcionarios, condicionó la viabilidad del proyecto
de explotación de esa frecuencia a directrices editoriales dictadas desde Los
Pinos y en particular a la no recontratación de Carmen Aristegui.
Este 22 de
agosto, de nueva cuenta Vargas ofreció otra conferencia y con lujo de detalles describió
paso a paso las negociaciones entre él y Alejandra Sota, vocera presidencial, incluso las
conversaciones personales sostenidas con el ex secretario del Trabajo y senador electo
Javier Lozano, así como el titular de la SCT, Dionisio Pérez Jácome, para impulsar el proyecto de explotación de la banda 2.5 GHz condicionado a que Aristegui se disculpara públicamente con el presidente Calderón. }se trata de una confesión de parte vergonzosa del propio Vargas y un reconocimiento
implícito a la propia Aristegui, quien hay que decirlo siempre tuvo la razón:
hubo presión directa de Los Pinos para despedirla y después para que no se le
recontratara.
Al narrar con detalles el periplo de esas negociaciones, Vargas debió incluir en los testimonios su propio convencimiento de que Carmen Aristegui no podía seguir trabajando en la empresa para salvar el negocio vinculado a la explotación de la banda 2.5 GHz. Lo cuestionable desde mi punto de vista es que esperó año y medio para difundir estas negociaciones y presiones, pero no en abono a la libertad de expresión sino más como un arranque de orgullo y ante la conyuntura que le está quitando lo que sería, sin duda, el negocio de su vida. Con esta conferencia, Vargas acepta y deja testimonio de que usó el anzuelo del código de ética como pretexto para ocultar lo que ahora ha reconocido: que Aristegui solo es un ariete en su política editorial.
Al narrar con detalles el periplo de esas negociaciones, Vargas debió incluir en los testimonios su propio convencimiento de que Carmen Aristegui no podía seguir trabajando en la empresa para salvar el negocio vinculado a la explotación de la banda 2.5 GHz. Lo cuestionable desde mi punto de vista es que esperó año y medio para difundir estas negociaciones y presiones, pero no en abono a la libertad de expresión sino más como un arranque de orgullo y ante la conyuntura que le está quitando lo que sería, sin duda, el negocio de su vida. Con esta conferencia, Vargas acepta y deja testimonio de que usó el anzuelo del código de ética como pretexto para ocultar lo que ahora ha reconocido: que Aristegui solo es un ariete en su política editorial.
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