domingo, 11 de noviembre de 2012

Huelga y aprendizaje en El País

La confrontación de la mayoría de los reporteros y redactores del diario español El País con los directivos de la empresa, propiedad del Grupo PRISA, que ha tenido su máxima expresión con una huelga de 3 días contados entre el 6 y 8 de noviembre pasados, no ha beneficiado a ninguna de las partes, pero construye la premisa, aplicada de manera general,  sobre cómo la viabilidad de un medio de comunicación no es un asunto propiamente de mercado ni de convergencia tecnológica sino de la integración de propósitos que logren establecer  los periodistas en su condición de trabajadores con los propietarios de las empresas donde están contratados.

En mi experiencia profesional he comprendido que la crisis en el periodismo no se origina con la competencia, ni siquiera con la evolución en la forma de difundir noticias u otros eventos de entretenimiento; tampoco en la fragmentación de audiencias o en el surgimiento de medios alternativos vinculados a la red, y es que mercado hay para todos.

En realidad la crisis de los medios se presenta cuando quienes ejercen la profesión no logran comprender la lógica empresarial, que al final de cuentas  hace números, financia y comercializa el producto de los primeros para hacerlo rentable al momento de difundirlo. Medios como Le Monde, The New York Times, The Guardian, por citar tres diarios de referencia (pero abundas los ejemplo en muchas partes del mundo) han tomado medidas parecidas para enfrentar sus respectivos retos y permanecer.

En este proceso de ajustes, sin duda, también los directivos y propietarios de los medios que se ajustan han contribuido a generar crisis porque tratan a sus empleados con una arrogancia estúpida,  pues se resisten a entender la naturaleza de los profesionistas contratados, que se han formado en torno a ejercicios de análisis, lectura, comprensión e interpretación de la realidad. Sin duda el gremio periodístico es el más crítico en cualquier empresa y, por ello, a nivel gerencial deben establecerse vínculos inteligentes para procurar su integración al medio para el que laboran. Y es que unos y otros se necesitan mutuamente.

No obstante, en estas confrontaciones los empresarios llevan las de ganar, ya que el mercado laboral es amplio y se ha nutrido por una hueste cada vez más grande de periodistas que buscan no solo conservar su trabajo sino obtenerlo. En contraste, son pocos los empresarios que invierten en medios de comunicación y todavía más reducidos los proyectos editoriales autónomos, porque si algo también caracteriza al periodista es su falta de disciplina presupuestal y la ignorancia de que el mercado de la comunicación rara vez prospera por contenidos y siempre por una buena planeación económica.

Además, hay que subrayar que el crecimiento y la expansión de El País no se concretó por su crítica y lúcida línea editorial (compartida en muchos medios españoles), sino por la visión gerencial que le llevó a construir una empresa internacional vinculada a muchos otros negocios. Ese punto de sustentabilidad no ha sido digerido por quienes alentaron la huelga y la confrontación con los directivos e inversionistas del rotativo.

La huelga concluyó y PRISA decidió seguir adelante con sus planeas de control ante la crisis por la disminución de publicidad y desplome de su circulación, así como los cambios tecnológicos mundiales. Despide 129 periodistas y se quedará sin algunos de sus más conocidos colaboradores (que dicho sea de paso tampoco entienden cómo opera una empresa y El País es una empresa), además de que desaparecen algunas ediciones regionales en España. Para los inconformes la huelga de tres días resultó contraproducente porque el diario no dejó de operar en sus versiones impresas y digital, pero sobre todo porque los viejos y connotados periodistas comprobaron que tampoco son indispensables. Una realidad dura que exigirá de mucho temple para ser digerida.




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